lunes, 26 de marzo de 2012

CUENTO QUE TRABAJAMOS CON LOS NIÑOS DE SEXTO:REFLEXIONEMOS

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La gota de agua

Había una vez una jarra de agua fresca y cristalina, en la que todas las gotas de agua se sentían orgullosas de ser tan transparentes, y día

tras dia se felicitaban unas a otras por su limpieza y belleza.
Hasta que un día, una de aquellas gotas decidió que se aburría de su limpia existencia, y que quería probar a ser una gota sucia. Las demás trataron de desanimarla, pero ella insistió. Sin apenas darse cuenta, en cuanto la gota se volvió sucia ensució a todas las gotas de su alrededor, que a su vez hicieron lo mismo con sus vecinas, y en un instante, todo el agua en la jarra se ensució.
Las gotas trataron de limpiarse, sin éxito. Hicieron de todo, pero era imposible terminar de sacudirse la suciedad. Finalmente, mucho tiempo después, la jarra acabó en una fuente, y sólo cuando volvió a entrar mucha agua limpia, las gotas recuperaron su transparencia y belleza iniciales. Ahora todas saben que si quieren ser unas gotas limpias, todas y cada una deben serlo siempre, aunque les cueste, porque arreglar lo malo de una sóla gota cuesta muchísimo trabajo

Lo mismo pasa con todos nuestros amigos, si queremos ser una jarra de agua limpia, todos tendremos que ser gotas limpias, y admás no debemos ser las gotas sucias que lo estropean todo. Y tú, ¿qué eres? ¿una gota limpia?

jueves, 22 de marzo de 2012

¿A QUÉ SABE LA LUNA?

Este viernes 23 de Marzo nos pondremos trascendentales y nos preguntamos ¿a qué sabe la luna? Qué pregunta más curiosa ¿verdad? y a vosotros ¿se os ocurren preguntas curiosas? Si quieres descubrir la respuesta a la pregunta de nuestro titulo lo puedes descubrir la tarde del viernes. ¡¡¡Te esperamos!!!

jueves, 15 de marzo de 2012

PRÓXIMA ANIMACIÓN "NADARÍN"

El próximo viernes 16 de Marzo tendremos la oportunidad de disfrutar de un cuento muy bonito que trata sobre la cooperación entre los individuos débiles para aunar sus fuerzas y así vencer las dificultades juntos


Una feliz bandada de pececitos vivía en un rincón cualquiera del mar. Todos eran rojos. Sólo uno de ellos era tan negro como la concha de un mejillón. Nadaba más rápido que sus hermanos y hermanas. Se llamaba Nadarín.
Un mal día, un raudo atún, fiero y muy hambriento, llegó como una flecha a través de las olas. De un golpe, se engulló a todos los pececitos rojos. Únicamente Nadarín escapó.
Nadó, alejándose en el mundo húmedo y profundo. Estaba asustado, solo y muy triste.
Pero el mar estaba lleno de maravillosas criaturas, y mientras nadaba de asombro en asombro Nadarín volvió a ser feliz. Vio una medusa de gelatina arco-iris, una langosta dando vueltas como un molino, extraños peces arrastrados por un hilo invisible, un bosque de algas que crecía en rocas de azúcar cande... una anguila con la cola tan lejos, que casi se olvidaba... y anémonas de mar, como palmeras de carmín,  meciéndose en el viento...
Entonces, oculto en la sombra de rocas y de hierbas, vio una bandada de pececitos, justo iguales que él.
"¡ Adelante, vamos a nadar, jugar y VER cosas!", dijo alegremente.
" No podemos", dijo un pececito rojo. " El gran pez nos comería a todos".
" Pero no hay que quedarse ahí siempre", dijo Nadarín. " Hemos de pensar algo".
Nadarín pensó, pensó y pensó... entonces, de repente, dijo: "¡Ya lo tengo!, vamos a nadar todos muy juntos, como el mayor pez del mar."
Les enseñó a nadar muy apretados, cada uno en su puesto. Y cuando aprendieron a nadar como si fueran un pez gigante dijo: " Yo seré el ojo".
Y así nadaron en el agua fresca de la mañana y en el sol del mediodía, ahuyentando al gran pez.
    

              

jueves, 8 de marzo de 2012

PRÓXIMA ANIMACIÓN "EL RATONCITO PÉREZ"



Mañana viernes 9 de Marzo nuestra sesión de animación a la lectura tendrá como protagonista un personaje muy conocido y popular entre los "peques" el ratoncito Pérez, como siempre os esperamos en la biblioteca del colegio El Picacho.







l cuento del Ratoncito Perez.
Erase una vez Pepito Pérez , que era un pequeño ratoncito de ciudad , vivía con su familia en un agujerito de la pared de un edificio.

El agujero no era muy grande pero era muy cómodo, y allí no les faltaba la comida. Vivían junto a una panadería, por las noches él y su padre iban a coger harina y todo lo que encontraban para comer. Un día Pepito escuchó un gran alboroto en el piso de arriba. Y como ratón curioso que era trepó y trepó por las cañerías hasta llegar a la primera planta. Allí vió un montón de aparatos, sillones, flores, cuadros..., parecía que alguien se iba a instalar allí.

Al día siguiente Pepito volvió a subir a ver qué era todo aquello, y descubrió algo que le gustó muchísimo. En el piso de arriba habían puesto una clínica dental. A partir de entonces todos los días subía a mirar todo lo que hacía el doctor José Mª. Miraba y aprendía, volvía a mirar y apuntaba todo lo que podía en una pequeña libreta de cartón. Después practicaba con su familia lo que sabía. A su madre le limpió muy bien los dientes, a su hermanita le curó un dolor de muelas con un poquito de medicina.

Y así fue como el ratoncito Pérez se fue haciendo famoso. Venían ratones de todas partes para que los curara. Ratones de campo con una bolsita llena de comida para él, ratones de ciudad con sombrero y bastón, ratones pequeños, grandes, gordos, flacos... Todos querían que el ratoncito Pérez les arreglara la boca.

Pero entonces empezaron a venir ratones ancianos con un problema más grande. No tenían dientes y querían comer turrón, nueces, almendras, y todo lo que no podían comer desde que eran jóvenes. El ratoncito Pérez pensó y pensó cómo podía ayudar a estos ratones que confiaban en él. Y, como casi siempre que tenía una duda, subió a la clínica dental a mirar. Allí vió cómo el doctor José Mª le ponía unos dientes estupendos a un anciano. Esos dientes no eran de personas, los hacían en una gran fábrica para los dentistas. Pero esos dientes, eran enormes y no le servían a él para nada.

Entonces, cuando ya se iba a ir a su casa sin encontrar la solución, apareció en la clínica un niño con su mamá. El niño quería que el doctor le quitara un diente de leche para que le saliera rápido el diente fuerte y grande. El doctor se lo quitó y se lo dió de recuerdo. El ratoncito Pérez encontró la solución: "Iré a la casa de ese niño y le compraré el diente", pensó. Lo siguió por toda la ciudad y cuando por fin llegó a la casa, se encontró con un enorme gato y no pudo entrar. El ratoncito Pérez se esperó a que todos se durmieran y entonces entró a la habitación del niño. El niño se había dormido mirando y mirando su diente, y lo había puesto debajo de su almohada. Al pobre ratoncito Pérez le costó mucho encontrar el diente, pero al fin lo encontró y le dejó al niño un bonito regalo.

A la mañana siguiente el niño vió el regalo y se puso contentísimo y se lo contó a todos sus amigos del colegio. Y a partir de ese día, todos los niños dejan sus dientes de leche debajo de la almohada. Y el ratoncito Pérez los recoge y les deja a cambio un bonito regalo.